FINAL
Te vuelves y me
miras
buscando en un
paraíso sin fin
ese hálito que te
alimenta;
las alimañas que
comen tus restos,
los recuerdos
deshabitados que se van.
Porque ya no queda
nada;
ya no queda nada de
mi sin ti,
nada que alumbre el
eterno divagar
de la corriente de
ríos secos y sus piedras.
Hasta los robles
parecen estatuas
que miran pétreas de
indignación.
Y tu ahí sigues,
en el desierto de la
vida
la que a mordiscos
me quitas cuando me voy.
Te vuelves y me
miras.
Ya no hay paraíso.
Sólo quedan aves sin
plumas
como tu, como yo
e historias sin
final.